sábado, 29 de septiembre de 2012

El desconocido Museo del Juguete de la Quinta Normal






Hasta el terremoto de 2010, en esta casa victoriana se exhibían muñecas, autos, trenes y soldaditos de plomo de antaño.


por Diego Villegas Cascardo

Son las 9.30 de la mañana y a la Quinta Normal ya comienzan a llegar los niños. Son grupos de estudiantes que, acompañados de sus profesores, vienen a disfrutar del Museo de Historia Natural -con su célebre esqueleto de ballena azul, que se roba toda la atención de los escolares- y el de Ciencia y Tecnología. Al lado de este último hay un museo que pocos conocen. Uno que está abandonado y ya no funciona. Era infantil y estaba lleno de juguetes.


Se ubica ahí desde 1985, pero lleva más de dos años cerrado por el terremoto del 27 de febrero. Está emplazado sobre una casa victoriana, una de las más antiguas de Santiago, que data de 1875.


Había una vez...


En el recinto se exhibían juguetes antiguos, como locomotoras, triciclos y caballos de madera, trenes eléctricos, autos y camiones de hojalata, casas de muñecas, soldaditos de plomo y figuras de acción.


Fue una idea de la vicepresidenta de la Corporación Privada para la Divulgación de la Ciencia y la Tecnología (Corpdicyt), María Elena Troncoso, y su esposo, Mauricio Infante.


“Un día ella despertó después de un aniversario de matrimonio con la idea y la desarrollamos”, recuerda Infante.


Fue así como salvaron de la demolición la casa e instalaron un museo. “Los juguetes eran mostrados en vitrinas y no se podían tocar. Los que más disfrutaban eran los adultos”, cuenta Carla Ibacache, a cargo del museo, que hoy sólo conserva una que otra pertenencia antigua.


En 1993 el lugar se transformó en un recinto interactivo y se instalaron salas temáticas o “rincones” de óptica, construcción, cuerpo humano, imaginación y ecología. El 2009, antes de su cierre, el Museo Infantil recibió a 13 mil personas, cifra muy lejana a los 60 mil del Museo Ferroviario y los 40 mil del de Ciencia y Tecnología.


Los juguetes antiguos desaparecieron del lugar y fueron guardados en la bóveda de un banco a nombre de María Elena Troncoso. Otros están en su casa, donde ella los atesora con estricta seguridad.


“Antes de entregarlos, alguien me tiene que asegurar que los tendrán bien cuidados y que permanecerán ahí para siempre. Sólo así me sentiría tranquila”, afirma Troncoso.


Actualmente, un proyecto de la Fundación Procultura y la Municipalidad de Santiago busca restaurar este museo, que hoy asemeja una casa embrujada de cuento infantil.

Montes submarinos de Chile preservan una rica y casi desconocida biodiversidad

Las más recientes estimaciones calculan la existencia de 118:

Montes submarinos de Chile preservan una rica y casi desconocida biodiversidad

Gracias a sus grietas y paredes, abundan las esponjas y corales, que a su vez atraen a peces y otras especies marinas.  

Richard García 
Salvo el entorno del archipiélago Juan Fernández, de las islas Salas y Gómez y De Pascua -todos montes marinos que alcanzaron a llegar a la superficie-, apenas conocemos estos refugios de la vida que surgen desde miles de metros de profundidad.
"Son más ricos que las llanuras abisales por la presencia de paredes y grietas abundantes en esponjas y coral", destaca el biólogo marino de la U. de Los Lagos Edwin Niklitschek. El académico lidera el proyecto de censo de los montes submarinos, en el marco del Censo de Vida Marina de Chile, que debería partir el próximo año.
La iniciativa busca determinar qué vive en ellos, qué determina su composición y diversidad, qué oportunidades para el desarrollo socioeconómico sostenible nos ofrecen. También investigarán los impactos de la actividad humana sobre esos recursos naturales y cómo se pueden administrar de manera que su utilización sea sostenible en el tiempo, dice el biólogo marino de la U. de Concepción Víctor Ariel Gallardo, impulsor del censo.
"Los montes submarinos son zonas de alta biodiversidad y productividad, y son como verdaderas carreteras donde la vida marina se concentra", afirma Álex Muñoz, director ejecutivo de Oceana. En los montes de Juan Fernández, cuenta, se pueden encontrar peces como el Orange roughy que vive más de 130 años. Además, por la disponibilidad de alimento, otras especies como los atunes, tiburones y peces espada suelen estar cerca.
Por el hecho de habitar zonas profundas, muchas de las especies residentes están adaptadas a condiciones ambientales bastante extremas. "Suponemos que tienen una fisiología particular y características muy distintas a las que están en aguas más superficiales".
De ahí que apuesta a encontrar organismos interesantes no sólo desde el punto de vista científico, sino en el de las aplicaciones para el bienestar humano.
Hasta el momento, asegura Niklitschek, se conocen 118 montes marinos en Chile, principalmente a través de información satelital, pero nadie ha descendido todavía a explorar la mayoría de ellos.
En los años 70, la flota pesquera rusa realizó algunas prospecciones científicas del área, pero la valiosa información todavía se encuentra en su idioma original y no ha sido recopilada.
Los especialistas están preocupados por la destrucción de estas comunidades debido a la pesca de arrastre, ya que su recuperación demandaría cientos y hasta miles de años.
El principal parque marino de Chile fue creado, el año 2010, justamente para proteger los montes marinos en torno a la isla Salas y Gómez. Tiene una superficie de 140 mil kilómetros cuadrados, lo que equivale a 4% de nuestra zona económica exclusiva. Pero los especialistas consideran que aún no es suficiente para cubrir la biodiversidad representativa de estas áreas.
Niklitschek reconoce que estudiarlas será complicado y caro. "Necesitamos un robot submarino y métodos de muestreo de alto costo. Sólo para llegar se requiere de muchos días en barco, y eso es caro. De ahí que nuestro conocimiento sea tan limitado", precisa.
 Protección legal
Oceana propuso al Congreso una ley que busca cerrar de manera preventiva la pesca de arrastre en todos los montes submarinos de Chile. Álex Muñoz, director general de la ONG, cuenta que este proyecto ya fue aprobado por la Comisión de Pesca del Senado y ahora pasó a Hacienda. "El Gobierno le ha dado su respaldo como una de las principales reformas a la ley de pesca para ser aprobado antes de fin de año", puntualiza.


Las más recientes estimaciones calculan la existencia de 118:


Montes submarinos de Chile preservan una rica y casi desconocida biodiversidad



Gracias a sus grietas y paredes, abundan las esponjas y corales, que a su vez atraen a peces y otras especies marinas.



Richard García

Salvo el entorno del archipiélago Juan Fernández, de las islas Salas y Gómez y De Pascua -todos montes marinos que alcanzaron a llegar a la superficie-, apenas conocemos estos refugios de la vida que surgen desde miles de metros de profundidad.



"Son más ricos que las llanuras abisales por la presencia de paredes y grietas abundantes en esponjas y coral", destaca el biólogo marino de la U. de Los Lagos Edwin Niklitschek. El académico lidera el proyecto de censo de los montes submarinos, en el marco del Censo de Vida Marina de Chile, que debería partir el próximo año.



La iniciativa busca determinar qué vive en ellos, qué determina su composición y diversidad, qué oportunidades para el desarrollo socioeconómico sostenible nos ofrecen. También investigarán los impactos de la actividad humana sobre esos recursos naturales y cómo se pueden administrar de manera que su utilización sea sostenible en el tiempo, dice el biólogo marino de la U. de Concepción Víctor Ariel Gallardo, impulsor del censo.



"Los montes submarinos son zonas de alta biodiversidad y productividad, y son como verdaderas carreteras donde la vida marina se concentra", afirma Álex Muñoz, director ejecutivo de Oceana. En los montes de Juan Fernández, cuenta, se pueden encontrar peces como el Orange roughy que vive más de 130 años. Además, por la disponibilidad de alimento, otras especies como los atunes, tiburones y peces espada suelen estar cerca.



Por el hecho de habitar zonas profundas, muchas de las especies residentes están adaptadas a condiciones ambientales bastante extremas. "Suponemos que tienen una fisiología particular y características muy distintas a las que están en aguas más superficiales".



De ahí que apuesta a encontrar organismos interesantes no sólo desde el punto de vista científico, sino en el de las aplicaciones para el bienestar humano.



Hasta el momento, asegura Niklitschek, se conocen 118 montes marinos en Chile, principalmente a través de información satelital, pero nadie ha descendido todavía a explorar la mayoría de ellos.



En los años 70, la flota pesquera rusa realizó algunas prospecciones científicas del área, pero la valiosa información todavía se encuentra en su idioma original y no ha sido recopilada.



Los especialistas están preocupados por la destrucción de estas comunidades debido a la pesca de arrastre, ya que su recuperación demandaría cientos y hasta miles de años.



El principal parque marino de Chile fue creado, el año 2010, justamente para proteger los montes marinos en torno a la isla Salas y Gómez. Tiene una superficie de 140 mil kilómetros cuadrados, lo que equivale a 4% de nuestra zona económica exclusiva. Pero los especialistas consideran que aún no es suficiente para cubrir la biodiversidad representativa de estas áreas.



Niklitschek reconoce que estudiarlas será complicado y caro. "Necesitamos un robot submarino y métodos de muestreo de alto costo. Sólo para llegar se requiere de muchos días en barco, y eso es caro. De ahí que nuestro conocimiento sea tan limitado", precisa.



Protección legal

Oceana propuso al Congreso una ley que busca cerrar de manera preventiva la pesca de arrastre en todos los montes submarinos de Chile. Álex Muñoz, director general de la ONG, cuenta que este proyecto ya fue aprobado por la Comisión de Pesca del Senado y ahora pasó a Hacienda. "El Gobierno le ha dado su respaldo como una de las principales reformas a la ley de pesca para ser aprobado antes de fin de año", puntualiza.





sábado, 22 de septiembre de 2012

Posada del Corregidor tendrá café literario y sala de arte subterránea

http://papeldigital.info/lt/?2012092201#

La restauración de este monumento histórico dañado por el terremoto costará $ 235 millones.



por Diego Villegas Cascardo

Entre la década del 30 y 40 la Posada del Corregidor, casona colonial donde vivió el corregidor Luis Manuel de Zañartu y ubicada en el barrio Esmeralda, era uno de los puntos neurálgicos de la bohemia santiaguina. Un bar y salón de baile atraían a poetas como Pablo Neruda, que entre vinos con naranja y otros tragos cortos compartían al ritmo de la música.


Ese flujo de artistas permitió que en 1985 el ex Banco del Trabajo adquiriera en comodato el inmueble junto a la Municipalidad de Santiago para abrir una galería de arte costumbrista. Con los años, el lugar se transformaría en galería de arte contemporáneo. Pero el 27/F provocó daños en la estructura del segundo piso. Así, la vivienda quedó inservible y sólo se usó para exposiciones en el primer piso.


Una iniciativa liderada por la Municipalidad de Santiago, junto a la Fundación Procultura, busca restaurar la casa construida entre 1750 y 1765 para crear un café literario y una moderna sala de exposiciones.


El proyecto se inició en agosto del año pasado, cuando ambas entidades firmaron un convenio que tiene como fin principal poner en valor el lugar y al barrio Esmeralda, convertido en un nuevo polo del diseño independiente.


“El lugar tiene mucha vida cultural y es el punto final entre tres hitos muy importantes de la ciudad: el Parque Forestal, el Mercado Central y la Estación Mapocho”, cuenta Pablo Larraín, director de Procultura.


Café y patrimonio


La restauración de la casa de dos pisos y de 228 metros cuadrados postuló a fondos del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y las obras comenzarían a fin de año, a cargo del arquitecto Luis Irarrázabal.


En la primera etapa, la idea es consolidar la estructura de adobe de la antigua posada y asegurar sus cimientos ante posibles sismos. Con el 27/F la casa sufrió un “desaplome”, que dejó puertas trancadas y muros desnivelados en tres centímetros. Las paredes deberán ser recubiertas con una geomalla que brindará flexibilidad y evitará que el material se desprenda a pedazos en caso de un sismo.


La segunda etapa hermoseará la fachada y los interiores de este monumento histórico. Se renovarán las instalaciones eléctricas y sanitarias, acordes a las necesidades de un café, que tendrá una capacidad para 60 personas, ubicadas dentro del lugar y en la Plaza del Corregidor.


“Queremos crear un flujo que invite a las personas a apreciar el edificio”, explica Luis Irarrázabal, que también tiene pensado en el mediano plazo la posibilidad de construir un salón subterráneo en Esmeralda que amplíe el centro cultural.


La restauración de la vivienda tendrá un costo de $ 235 millones, que serán financiados en un 50% por la Municipalidad de Santiago. La otra parte será otorgada por el Consejo de la Cultura.


“La restauración patrimonial ha sido una prioridad y para ello hemos buscado alianzas que han permitido hacer trabajos posterremoto en otros lugares de la comuna, como el Museo Casa Colorada, la Catedral y el Museo Precolombino”, señala el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett.

domingo, 19 de agosto de 2012

Conmemoran 40 años de la muerte de Luciano Kulczewski


Un tour en bicicleta visitará las casas art nouveau que el arquitecto chileno levantó en barrios de Providencia y Ñuñoa.


por Darío Zambra

Al arquitecto Luciano Kulczewski algunos lo llaman el Gaudí chileno. Su legado es tan prolífico como heterogéneo y puede rastrearse en diversos lugares de Santiago. En los pies del cerro San Cristóbal todavía se conserva, en muy buen estado, la estación de acceso al funicular, obra de estilo neogótico que diseñó a comienzos de los años 20.


En Alameda 115, cerca de Plaza Italia, está la casona que fue usada como residencia y comercio, y que hoy es la sede del Colegio de Arquitectos (en la foto). En un estado más deteriorado se encuentra la Piscina Escolar de la U. de Chile, recinto deportivo ubicado en la Av. Santa María, junto a la Pérgola San Francisco. Fue inaugurada en 1929 y ahí todavía los estudiantes practican la natación.


Estas tres están entre sus obras más emblemáticas, pero Kulczewski también diseñó varios conjuntos de viviendas y casas aisladas en barrios de Providencia y Ñuñoa y que son parte de su legado más desconocido. Estas construcciones serán rescatadas el próximo 2 de septiembre, cuando se realice un tour en bicicleta en el que estos inmuebles serán parte de los hitos que se visitarán.


La ciclorruta es una de las actividades con que la agrupación cultural Lastarria Mistral conmemorará los 40 años de la muerte del destacado arquitecto chileno. Kulczewski falleció, afectado por una bronconeumonía, el 20 de septiembre de 1972, pero los actos de homenaje se realizarán dos semanas antes de la fecha exacta, para hacerlos coincidir con la nueva celebración del Día del Patrimonio Cultural.


“Fue un vecino destacado. Tuvo su casa-taller en la calle Estados Unidos, la que todavía está en pie. Su aporte se puede apreciar no sólo en el barrio Lastarria, sino en diferentes partes de Santiago. Es por eso que estamos haciendo estas actividades”, explica Juan Carlos Silva, uno de los directores de la agrupación cultural.

Art nouveau en Ñuñoa


A fines de los años 20, gran parte de Providencia era campo y ahí las vacas se movían con libertad. En uno de esos terrenos, entre las actuales avenidas José Miguel Claro y Manuel Montt, el empresario inmobiliario Emilio Keller levantó un conjunto habitacional de 30 casas. Le encargó su diseño a Kulczewski.


“Ahí se siguió el modelo de ciudad jardín. Eran de dos tipos: de uno y dos pisos. Algunas tienen elementos art decó y otras, art nouveau, como cabezas de gatos esculpidas en los muros. Son todas distintas”, explica el arquitecto del Consejo de Monumentos Nacionales Cristián Matzner, un conocedor de la obra de Kulczewski.


La población Keller será una de las paradas de la ciclorruta gratuita del 2 de septiembre. Desde las 10 de la mañana, tres grupos realizarán el tour, con media hora de diferencia.


Todos partirán en el GAM y tendrán el mismo recorrido. Visitarán, primero, las construcciones que levantó en los barrios Lastarria y Parque Forestal: el inmueble de Merced 268; el edificio de “la gárgola”, frente al parque; la casa-taller de calle Estados Unidos y la actual sede del Colegio de Arquitectos.


Luego, los ciclistas pedalearán hacia Providencia y Ñuñoa. En esta última comuna, los atractivos serán la población de los suboficiales de Caballería; la casa neocolonial de Av. Salvador y dos viviendas de estilo art nouveau de la calle San Eugenio. Serán, en total, tres horas de recorrido.

Ese mismo día, en el GAM, se realizará un charla sobre la obra de Kulczewski, a cargo de los arquitectos Cristián Matzner y Claudio Galeno.

Además, para conmemorar los 40 años de su muerte, la agrupación Lastarria Mistral está preparando un libro y un documental con su legado.

sábado, 11 de agosto de 2012

Barrio República recupera su esplendor


Edificios neoclásicos del sector, de pasado aristocrático y presente universitario, son restaurados para recobrar su arquitectura original de principios del siglo XX.
por Por Paulina Cabrera

UE la primera calle asfaltada y con alumbrado eléctrico de Santiago. Por Avenida República las familias aristocráticas de principios del siglo XX paseaban en dirección al Club Hípico o la Alameda y la Iglesia de la Gratitud Nacional.

Hoy, el barrio recupera algo de ese brillo y elegancia de antaño. Dos señoriales mansiones acaban de ser recuperadas por la Universidad Diego Portales. Ubicadas en Grajales 1898 y República 112, deslumbran por sus impecables fachadas neoclásicas blancas. Ambas de tres pisos, con lucarnas y ornamentados frontis, remiten al lujo y sofisticación de otros tiempos. Emplazadas en terrenos loteados de la quinta de Enrique Meiggs en 1872, eran las residencias más elegantes de la época y en las que habitaban las familias que hicieron fortuna con la explotación minera. En ellas, las elites expresaron toda la ostentación posible.
En los años 30, sus moradores se desplazaron al sector oriente de la capital y las mansiones fueron ocupadas por embajadas y diplomáticos. Décadas después, algunas terminaron arrendadas por piezas y, la gran mayoría, como sede de centros educacionales.

La casona de Grajales, edificada en 1913, fue hasta hace un par de años sede de la Universidad Bolivariana. Hoy, alberga 28 oficinas del Decanato y Posgrado de la Facultad de Psicología de la UDP. “Nos encontramos con reparaciones mal hechas y elementos anexos que deterioraron la casa. Sabíamos que era interesante en cuanto a la nobleza de su altura y espacios, pero estaba en muy malas condiciones”, explica Renzo Alvano, quien dirigió al grupo de arquitectos encargados de la restauración de ambos inmuebles, que demoró cerca de ocho meses.

La propiedad, de 895 metros cuadrados, recuperó parte de sus materiales originales. Se restauró el 50 por ciento del parquet y el resto fue comprado en demoliciones. “Fue un verdadero trabajo de artesanía y de joyería en carpintería”, agrega el arquitecto y director de la Unidad de Servicios Externos de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la UDP.

El trabajo en la escalera que recorre los tres pisos y la cúpula que caracteriza a la casona también fueron parte del desafío. Esta última recuperó su altura y forma curva, luego que fueran sacados los arreglos que taparon las decoraciones originales.

Un proceso similar sufrió la casona de República esquina Salvador Sanfuentes, construida en 1918. La mansión de 1.966 metros cuadrados, diseñada por Alberto Cruz Montt -el mismo autor del Club de la Unión, el Palacio Ariztía y el Banco Central- también está edificada bajo la técnica de quincha, donde una estructura de madera se rellena con adobe. La superficie de sus murallas resultó agrietada con el último terremoto. “Parecía que se iba a caer, pero la estructura estaba en buenas condiciones, no así una escalera de hormigón incorporada por usuarios anteriores, que colapsó”, recuerda Renzo Alvano.

Al igual que en la casa de Grajales, se retiraron tabiquerías, cielos falsos, cerámicas y cables. Se escarbó en los muros y se encontraron tonos claros, que explican el blanco usado en las fachadas. A su vez, se mantuvieron las lámparas originales de los hall centrales y las chimeneas del primer y segundo piso.

“Con ex alumnos y la constructora Grevia buscamos las maderas más similares a los parquets. Fuimos a empresas artesanales de yeso para recrear los adornos. El equipo de trabajo trató de reconstituir, lo más fiel posible, su arquitectura original”, destaca el arquitecto y académico.

En esta mansión, de 41 ventanas, que en sus inicios estuvo dividida en dos casas con entradas independientes, actualmente funcionan las oficinas de Posgrado y de Decanato de la Escuela de Derecho. Las habitaciones más grandes fueron destinadas a salas de reuniones.

Marco Cifelli, intendente de la vecina 11ª Compañía de Bomberos -más conocida como Pompa Italia-, recuerda que la mansión de Avenida República fue en algún momento sede del Arzobispado, de Cáritas Chile, de una oficina comercial y luego del Instituto Valle Central.

La recuperación de estas construcciones, ambas protegidas por el Plano Regulador de Santiago como Inmuebles de Conservación Histórica, forman parte de una política patrimonial de la UDP, cuya sede central también es una casona restaurada. “El patrimonio arquitectónico de las ciudades es un bien público que interesa a todos preservar. En las calles y edificios están las huellas de la memoria, los sueños y aspiraciones de quienes las habitaron y habitan”, remata el rector Carlos Peña.

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sábado, 4 de agosto de 2012

Vida de Cites

http://www.13.cl/t13/reporteros/vida-de-cites

CANAL 13

Reporteros

Vida de Cités

Vie, 03/08/2012 - 20:16

Cités abandonados vuelven a la vida: un proyecto busca volver a habilitarlos para repoblar ciertos sectores de Santiago Centro y recuperar la arquitectura tradicional.

lunes, 14 de mayo de 2012

Corporación Cultural de Las Condes celebra centenario del gran pintor chileno Pedro Lira: el padre de la pintura chilena

CENTENARIO 

Este martes, la Corporación Cultural de Las Condes inaugura una gran exposición con 80 pinturas de este protagonista de la historia del arte.  



CECILIA VALDÉS URRUTIA 
Pedro Lira (1845-1912) es considerado el primer artista nacional en tener "una técnica perfecta". Y el poseedor de una trayectoria que inicia y termina de acuerdo a una vocación irresistible, "sometido al instinto creador, al frío razonar y a la mente rectora", como escribiera el legendario crítico Antonio Romera.







Pero el autor de pinturas emblemáticas como "La carta" y "La Fundación de Santiago" no fue un innovador. Tampoco cultivó estilos nuevos: era un férreo defensor de convencionalismos del arte. Sin embargo, propició la atmósfera que los haría posibles. Él se sitúa al centro desde donde parte la renovación artística en Chile.

El director del Museo de Bellas Artes, Roberto Farriol, lo destaca como "una figura relevante en el desarrollo de las artes visuales en Chile: impulsor de importantes instancias de difusión, enseñanza y discusión en torno a la pintura".

Lira protagonizó la academia y la teoría del arte. Escribió libros notables, como "Diccionario de pintores chilenos", y tradujo a Vasari, entre otros.

Al cumplirse los 100 años de su muerte, la Corporación Cultural de Las Condes -siguiendo una línea curatorial de rescate de nuestra historia del arte- ha logrado reunir una amplia selección de más de 80 pinturas de Pedro Lira, provenientes de museos, bancos y colecciones privadas. La valiosa exhibición -que se abre el martes y ocupará el segundo piso del Instituto Cultural- abarca todos los estilos y géneros que cultivó, junto con poner en pauta sus trascendentes aportes tanto en la práctica como en la teoría, en la discusión del arte y la pintura.

Impulsa la creación del Museo de Bellas Artes
Pedro Lira Rencoret nació un 14 de mayo en Santiago. Estudió en el Instituto Nacional y luego ingresó a Derecho en la Universidad de Chile, donde se recibió de abogado. Nunca ejerció. Pero esa formación humanista fue clave para el desarrollo de sus postulados estéticos.

Asistía en forma paralela a los cursos de pintura en la Academia de Bellas Artes, donde era alumno de Cicarelli. Su fuerte y atractiva personalidad, unida a su cultura, lo llevó a convertirse rápidamente en líder. Sus amigos y discípulos lo seguían, al punto que después se habla de 'las huestes de Pedro Lira'.

En 1872 obtiene la Segunda Medalla en la mítica muestra del Mercado Central, indica el historiador del arte Ricardo Bindis. Decide partir a París para ampliar sus conocimientos; dos años antes se había casado con Elena Orrego Luco, hermana del pintor.

En la capital francesa se enfrentaban dos corrientes pictóricas: una más tradicionalista y otra más libre que buscaba salirse del academicismo. Lira no adscribe a ninguna, pero observa con atención los cruces de estilos. Lo seduce la cultura francesa y le interesa "penetrar en los secretos de la técnica y en los fundamentos esenciales de las artes del diseño", cuenta Romera.

Delacroix fue un pintor clave. Lira copió del maestro romántico "Entrada de los cruzados en Constantinopla". La pintura más ambiciosa que pinta en París -destaca Bindis- fue "La mala nueva", actualmente de la colección del Club de la Unión, una obra más narrativa y que ahora sale de esas céntricas paredes para exhibirse en Las Condes.

En 1884, regresa a Chile y empieza -según escribe el crítico más conservador e importante de esa época, Richon Brunet-, "el periodo más importante de su carrera". Funda La Unión Artística y organiza las exposiciones y salones permanentes, junto al escultor José Miguel Blanco. Es también el gran artífice para el nacimiento del Museo de Bellas Artes en la Quinta Normal. En 1892 lo nombran director de la Escuela de Bellas Artes.

Líder y polemista
Su absorbente personalidad "no le dejaba margen a quienes seguían sus enseñanzas pero que buscaban romper las normas de su docencia", reseña el crítico. La razón era obvia: tenía tanta autoridad espiritual como didáctica. Lo avalaban el hecho de ser considerado el 'primer artista' de entonces y el haber compartido momentos cruciales de la historia del arte, destaca Romera.

"Lira ha residido en París. Asistió al entierro de Manet y vio la llegada de una nueva generación: la de Gauguin, Seurat y Van Gogh, cuya norma es la oposición al impresionismo. Puede también evocar a los viejos maestros: Delacroix, Daumier, Ingres, Millet, Corot, Courbet..."

El pintor chileno desarrolla la enseñanza directa y se preocupa de difundir sus ideas y teorías, dentro de su defensa estricta de los parámetros de la Academia. El investigador del arte Pedro Zamorano señala que Lira "fue partidario de una enseñanza rotundamente honrada, que se basaba en lo que se entendía como sanos principios artísticos".

Lira publicó artículos, ensayos e hizo crítica de arte. Tradujo un trascendente libro de estética: "La filosofía del arte" de Hipólito Taine. "Fue el primero, en Chile, en crear una atmósfera densa del arte y se convirtió en el artista que concentra el mayor interés de la crítica de comienzos del siglo XX", precisa Zamorano. Entre sus discípulos se encontraban Carlos Alegría, Rafael Valdés, Marcial Plaza, Agustín Undurraga, Pablo Burchard y José Caracci, entre otros.

También defendió la libertad de enseñanza, como consigna Jorge Sanhueza: "Las ideas estéticas y pedagógicas de Pedro Lira eran, como lo dejó escrito claramente, contrarias a la intervención de las autoridades estatales y universitarias".

Se enfrascó en ácidas polémicas en momentos en que corrían tendencias más modernistas en la pintura local. Entre las encendidas disputas es célebre la que se sostuvo con Juan Francisco González. Lira le escribe a Ramón Subercaseaux que en el Salón de 1894, González ha exhibido "una verdadera avalancha de impresiones de singular atrevimiento... Es incapaz de hacer un cuadro, por cuanto en él la impresión, aunque profunda y ardiente, es demasiado fugitiva y su educación de artista es incompleta; en cambio, hace improvisaciones como no las hace nadie...".

Zamorano relata que luego en la exposición de 1896, en Valparaíso, González le disputaba la primera medalla a Valenzuela Puelma. Pedro Lira, jurado en esa ocasión, optó por apoyar la "Perla del Mercader", del segundo, que finalmente obtuvo el premio.

Técnica y diversidad
Sobre la perfección técnica de Pedro Lira, Romera lo distingue de sus antecesores: "Los pintores anteriores muestran dudas, vacilan y sustituyen con el instinto y con esfuerzo la insuficiencia de una etapa seria de preparación, mientras la carrera de Lira fue una marcha permanente hacia la perfección".

Pedro Lira trata el color despojándolo de sequedad y dureza, y logra una "gran transparencia y movimiento en la superficie pintada. El dibujo siempre lo somete a la fórmula naturalista".
Se pasea, además, por los más diversos temas. "Su enorme talento le permite movilidad de estilos y dar cuenta de un mundo sensible y cambiante, dominado por el eclecticismo que caracterizó el cambio de siglo en la pintura chilena. Referirse a Pedro Lira -agrega Farriol- es en buena parte hacer visible un momento de cambios significativos en el arte, cuando en Europa los impresionistas son criticados, mientras aquí siguen vigentes tendencias o corrientes ya adoptadas por el gusto de la época".

Romera definió tres modos estilísticos en Pedro Lira: Romanticismo naturalista, realismo y romanticismo purista. Tendencias que en el pintor "no tienen un desarrollo histórico cronológico, ni están separadas por fronteras precisas; ni siquiera son las únicas que cultiva".

El retrato es uno de los géneros en el que logra mayor sensibilidad y profundidad psicológica, como en "La carta interrumpida" y "Retrato de niña". En las pinturas "El Balcón" y "Retrato de dama", consigna el crítico español, se acercó notablemente a la pintura pura. En la etapa de romanticismo destaca "Celos", donde "un solo personaje crea toda la íntima tragedia".

Dos obras notables del Museo de Bellas Artes, que se contraponen, de algún modo, son "El niño enfermo" y "La carta". En el primero "plasma una escena de intenso contenido social, reflejo de las desigualdades de comienzos del siglo XX", puntualiza Farriol. En esta pintura "la ejecución es más suelta. La pincelada, fuerte y pastosa, consigue apresar esas atmósfera sórdida del interior y la ruda vitalidad de las dos mujeres", escribe la historiadora del arte Isabel Cruz.

Para "La carta", en cambio, hace uso de una estrategia de construcción narrativa: "una puesta en escena que describe un momento esencial o el nudo dramático de una escena amorosa, lo que la ha trasformado en una de la pinturas más populares de la colección del museo", señala el director del MNBA.

La "Fundación de Santiago" es su pintura más conocida y se "inscribe en la categoría de obra que se instala en la identidad que América Latina adopta en el siglo XX", afirma Farriol.

Un aspecto de especial maestría y seducción es la capacidad que tenía Lira para capturar las atmósferas de los paisajes: "evidencia ahí una pincelada más suelta y menos académica". Sobresalen por su belleza y mayor libertad "Incendio en el parque" y "Atardecer". La búsqueda de la belleza en el arte, notable en Lira, toma especial protagonismo en cuadros como "Animales pastando", una composición de luz y color.

"Nocturno" y "Paisaje de primavera" constituyen otros ejemplos notables de obras de Lira, que integrarán la exposición y que irán internando al público en el goce de su pintura. Sin embargo, fue una composición que hizo en 1912 -el monumental paisaje Quinta Normal- el que revela, como pocos, que los nuevos modos de pintar eran también comprendidos por él.

Esa atmósfera que creó, de inquietud y pasión por las artes, provenía de su propia experiencia. Hecho -como reconoció el mítico crítico Antonio Romera- que junto a la entrega total a esta disciplina, lo llevaron a que el arte se convirtiera en él, como en muy pocos, "en una estética y en una ética de vida".

Al final de sus días y disminuido física pero no mentalmente, aquejado de una fuerte diabetes y presintiendo su muerte, quien es considerado el padre de la pintura en Chile le pidió a sus hijos que sus funerales se efectuaran privadamente y que sólo asistieran sus amigos más cercanos. Un crespón negro se colocó en una de sus pinturas que se exhibía en el Museo Nacional de Bellas Artes.

En qué fijarse al observar sus cuadros
La penetración psicológica que Pedro Lira logra especialmente en sus profundos, refinados y hasta conmovedores retratos.
La atmósfera que captura y recrea en sus paisajes, donde alcanza también la mayor libertad de trazo y simplificación.
Perfección de su técnica, en el uso del color, la luz, la materia pictórica, la que enseña a sus alumnos y presenta en sus escritos.
La belleza en sus composiciones es una cuestión primordial, que difunde y lleva a la práctica con vehemencia.
Diversidad de temas y estilos : Su talento lo conduce a abordar el retrato, los temas históricos, el paisaje y el tema social. Cruza también estilos de la época: el realismo y el romanticismo naturalista y purista.

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El Barrio Lastarria en la mirada de seis observadores


Fecha: 13 de mayo de 2012
www.emol.com


"Entre el río y la Cañada" Un privilegiado triángulo urbano:

Este sector de la ciudad conforma un sensible polo cultural en Santiago, donde la diversidad es la tónica. En un nuevo libro sobre el barrio, destacados autores recorren su historia, analizan su impronta y avizoran un importante destino.  




En la foto tomada desde el cerro San Cristóbal se aprecia con claridad el triángulo que forma el barrio Lastarria, entre el Parque Forestal, Alameda y calle Santa Lucía.


Museo Nacional de Bellas Artes






Palacio Bruna, actual sede de la Cámara de Comercio de Santiago. 




Centro Cultural Gabriela Mistral.


Maite Armendáriz Azcárate 
Lastarria es un sector único dentro de Santiago. En este privilegiado triángulo comprendido entre el cauce del río Mapocho y la Alameda (antigua Cañada), el Parque Forestal y el Cerro Santa Lucía se dieron las mejores condiciones para que se gestaran acontecimientos urbanos y culturales relevantes.

Recorrer sus sinuosas calles, por lo general vestidas de nobles edificios, produce una atractiva mezcla de añoranza, nostalgia, goce estético y ser testigo de la forma en que surgen nuevas tendencias.

Adentrarse en la esencia histórica y su posterior desarrollo, hasta sentir el pulso actual de este pequeño sector de Santiago, es lo que también se consigue al recorrer los textos, imágenes antiguas y fotografías de un nuevo libro que con razón se ha titulado "Entre el río y la Cañada", pues abarca los barrios Santa Lucía, Forestal y Lastarria.

La obra producida por ARC editores tiene seis artículos escritos por Hans Muhr, Roberto Merino, Olaya Sanfuentes, Christian Matzner, Patricio Gross y una conversación con Milan Ivelic. Las fotografías fueron tomadas por Marcos Mendizabal. El hilo conductor de uno y otro artículo lo entrega el marco histórico que escribió Soledad Rodríguez-Cano, historiadora y editora del volumen. El libro es auspiciado por Aguas Andinas, cuenta con el apoyo de la Corporación de Patrimonio Cultural de Chile y Ley de Donaciones Culturales.

Mirador de la sociedad
Entre viñas y molinos transcurrieron los primeros años de este sector. El paisajista Hans Muhr recuerda que con la llegada de los españoles estos terrenos comienzan a tener la responsabilidad de ser el sitio donde se distribuye el agua para la ciudad y "hoy, aunque transformándose en fuente de cultura, no ha abandonado en nada su propósito original de dar de beber a la ciudad". Piensa que el barrio Lastarria y sus alrededores, si bien ya no es mirador del valle, sí lo es de la sociedad.

La trasformación del cerro Santa Lucía en 1875 dio un puntapié inicial. Soledad Fernández-Cano explica que aquella gran roca seca, gracias a la visión de Benjamín Vicuña Mackenna se convirtió en uno de los parques más emblemáticos de Santiago. Cabe recordar que en la ladera oriente de este cerro entre 1820 y 1872 se sepultaba a los condenados, suicidas y disidentes; era el cementerio de todos aquellos que no eran recibidos en el camposanto. "El cerro logró incorporar este barrio a la ciudad, esa ciudad que soñaba con transformarse en el París americano, y este tipo de parque era un hito para los vecinos y quienes quisieron avecindarse cerca de él". No obstante, dice la historiadora, el barrio ya había comenzado su proceso de consolidación desde el otro lado del cerro con la construcción de la Iglesia de la Veracruz y el embellecimiento de sus calles.

En 1902 se suma el nacimiento del Parque Forestal y deja a esta zona en una situación inmejorable, rodeada de dos bonitas áreas verdes que comenzaron a frecuentar escritores, artistas e intelectuales, dejando huella en sus relatos y creaciones.

La editora agrega que la consolidación de la Alameda, cada vez más como eje de la ciudad y no como su límite, mejoró el entorno sustancialmente.

A salvo de la picota
El cronista urbano Roberto Merino vivió hasta los noventa en Santa Lucía casi esquina Huérfanos, y destaca que esta zona "es uno de los pocos reductos del Santiago antiguo que no ha sido, en los últimos treinta años, radicalmente modificado, reconstruido, empobrecido o picoteado". Piensa que tal vez sea la sinuosidad de las calles lo que le proporciona al sector esa atmósfera de misterio que jamás ha perdido, "a pesar del imprudente paso del tiempo".

En la década de los ochenta, diferentes empresarios comenzaron a invertir en las viejas casonas para darles un nuevo uso. "Un hito relevante de ese tiempo fue la creación de la Plaza del Mulato Gil de Castro que por años ha sido el centro neurálgico de esta zona. Luego se instaló el cine y Café del Biógrafo y la instalación del Instituto Chileno Francés de Cultura". La editora agrega que en la década de los noventa la Municipalidad de Santiago jugó un rol importante en la renovación urbana con la restauración de fachadas y la recuperación de antiguas edificaciones. Se mejoró la iluminación, se repavimentaron las calles y se abrió el paseo peatonal de la calle Lastarria, entre Merced y Rosal. 

Asimismo, la Declaratoria del Barrio como "Zona Típica" por el Consejo de Monumentos Nacionales en 1996 "garantizó que este proceso de modernización se realizara dentro de un marco de protección patrimonial".

Arquitectos destacados
Entre los arquitectos que ayudaron a la armonía de este entorno destaca Luciano Kulczewski. Sólo entre estas calles tiene cinco importantes y características inmuebles que hoy son símbolo del barrio.

Para el arquitecto Christian Matzner el más emblemático es el edificio que hoy alberga al Colegio de Arquitectos, en Alameda 115. "El estilo personal de Kulczewski logra romper los academicismos en este barrio histórico", afirma en su artículo.

Otro de los autores, Patricio Gross, relata sus felices años universitarios entre esos parajes, pues su Escuela de Arquitectura de la PUC se alojaba en plena calle Villavicencio. Gross valora que en el proceso de modernización se pudiera conservar una escala coherente y fachadas continuas que le dan unidad al conjunto. Entre las nuevas edificaciones nombra el edificio El Barco, en Merced con Santa Lucía, de Sergio Larraín García-Moreno y Jorge Arteaga. Pero para este arquitecto el alma de este lugar también se descubre en aquellos espacios que han acogido y acogen actividades que forman parte de la leyenda de Santiago, "entre ellas no podemos olvidar El teatro Ictus, el cine El Biógrafo y los restaurantes Les Assassins y Gatopardo, junto a la Plaza Mulato Gil y el Museo de Artes Visuales (Mavi)".

Sobre la impronta del Museo de Bellas Artes que desde su construcción, junto a la Escuela de Bellas Artes, incentiva el panorama cultural chileno da cuenta en estas páginas Milan Ivelic. Para quien dirigió por casi dos décadas el Bellas Artes, "este museo fue el primero de estos lugares que invitan a participar no sólo como público sino también como protagonistas". También recuerda el Cine Arte Alameda, el GAM, la Universidad Católica y su centro de Extensión y El teatro La Comedia, ex Ictus.

En otra punta de este triángulo está la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile y en el otro extremo la Casa Central de la Universidad Católica, pasando por el otrora edificio Diego Portales, hoy GAM, de cuya historia tampoco se olvida este libro. Unos y otros, recuerda Soledad Rodríguez-Cano, hacen que confluyan en un espacio muy reducido intelectuales, profesores, artistas y creadores, cuya interacción dio origen a la fama que tiene de ser un barrio cultural y bohemio. En definitiva, "satisface la nostalgia", asegura Olaya Sanfuentes. Para esta historiadora, autora de otro de los capítulos, si bien aquí se respira tradición por todas partes, al recorrer estas calles no se ve una museificación estática:

"Todo ese foco urbano logra una articulación armónica entre el pasado y el presente y el futuro".
 "Entre el río y la Cañada. Barrios Santa Lucía,
Forestal y Lastarria".
ARC Editores
Soledad Rodríguez-Cano y otros autores.
Patrocina: Ley de Donaciones Culturales, Corporación Patrimonio Cultural de Chile.
Auspicia: Aguas Andinas.

Exposición gratis Un buen anticipo del contenido de este volumen es la exposición que fue inaugurada el miércoles 2 de mayo en el Parque Forestal, entre José Miguel de la Barra y Purísima. La muestra es gratuita y consta de 20 estructuras con las imágenes nuevas y antiguas de esta zona típica, que se incluyen en el libro junto a textos con los datos más relevantes desarrollados en esta obra.

El libro ha sido distribuido entre los clientes de Aguas Andinas y también se repartieron ejemplares a los vecinos en la ceremonia de lanzamiento.


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Restauran Palacio Cousiño a 134 años de su construcción


LA TERCERA EDICION IMPRESA |
sábado 12 de mayo de 2012






Las obras incluyen el arreglo de los daños que produjo en el inmueble de 1878 el terremoto del 27/F.
por Evelyn Briceño

Al pasar por el 438 de calle Dieciocho, Felipe Pardo (25) dice no saber a qué corresponde el inmueble que lleva esa numeración. “Debe ser un edificio importante”, dice el estudiante, pero no imagina que esta construcción, de señorial neoclásico francés, esconde mármoles de Carrara, cristalería de Bohemia, mayólicas (pequeños azulejos) italianas y muros laminados en oro.


Se trata del Palacio Cousiño, uno de los edificios más refinados de Santiago, construido en 1878 por el arquitecto francés Paul Lathoud para la familia Cousiño Goyenechea.

Hace dos semanas, el Gobierno Regional aprobó $ 831 millones -provenientes de la Subsecretaría de Desarrollo Regional- para restaurar y reparar en su totalidad este icónico edificio, y en julio próximo se iniciarán las obras. Según cálculos de la administradora del recinto, Carmen Roba, las reformas terminarán a principios de 2013. “El grueso de los trabajos es a nivel estructural y no serán tan rápidos”, dice.

La encargada detalla que se arreglarán las grietas, cornisas y adornos de los muros, que fueron afectados por el terremoto de 2010. Este ítem comprende también la pintura exterior, más el raspado y barniz de las puertas y ventanas de madera. “Todo lo que se cayó en el terremoto está guardado para reponerlo o usarlo como molde para crear las piezas que falten”, explica Roba.

La reparación incluye la actual oficina de administración y una construcción ubicada en la zona posterior de la mansión, ambas hechas originalmente para el personal de servicio del palacio.
La antigua cava subterránea, por su parte, será transformada en sala de exposiciones y auditorio, respetando sus materiales y espacios originales.

“Esto es lo más atractivo del proyecto, porque aportará al desarrollo de la cultura y las artes”, destaca la intendenta, Cecilia Pérez.
La cubierta de cristal y fierro forjado del invernadero cambiará todos sus vidrios transparentes y se repondrá un par de piezas de color azul cobalto que van en la zona baja de la estructura.

Un trabajo similar se hará en la pinacoteca, cuyo techo envidriado se arreglará. Tal como hace unos años se restauró Alí Pachá y su favorita, otros cuatro cuadros de Raimundo de Monvoisin serán recuperados ahora: Eloísa, Blanca de Baulieu, La última cena de los girondinos y Guerreros griegos.

En ese sector de la casona, además, se cambiará el sistema de iluminación de las obras pictóricas.

Cueros y telas
Los ojos de los restauradores se posarán también en la tapicería de cuero de cabra, pirograbado (trabajado con fuego) y policromado, de las 24 sillas del comedor principal.

El mobiliario de la sala de recibo, del salón dorado y del bodoir (pequeña habitación donde las damas recibían a sus amigas más cercanas) del segundo piso se retapizará. “Cambiaremos esas telas por unas que encontramos en Praga e Inglaterra”, indica la administradora.

Los cortinajes del primer piso ya se encuentran en proceso de restauración, mientras que en el segundo nivel se cambiarán los revestimientos de los muros de los pasillos y de un dormitorio. “Después del incendio que en 1968 afectó a esta planta, su redecoración fue bastante más sencilla que la original. Esta decisión será revertida”, dice Carmen Roba.

En el exterior del edificio, se recuperarán las esculturas de fierro que decoran los jardines, que en anteriores oportunidades sólo habían sido pintadas.

Asimismo, se mejorarán los cierres y rejas del palacio, como también se pondrán cámaras de vigilancia y se arreglará el sistema de calefacción del recinto.
También se incorporarán purificadores de aire para evitar que la contaminación del centro de Santiago siga deteriorando este patrimonio.

Finalmente, se habilitarán servicios higiénicos para los visitantes del lugar.

135 años de historia
Luis Cousiño, acaudalado empresario minero, le encargó a Paul Lathoud esta casona para vivir ahí junto a su esposa, Isidora Goyenechea, y sus seis hijos.

Sin embargo, en 1873 el empresario falleció de tuberculosis y fueron su señora y sus descendientes quienes disfrutaron de esta lujosa mansión.

Tres generaciones de la familia vivieron ahí, hasta 1938. En 1940, el inmueble fue a remate y finalmente lo adquirió -a muy bajo costo- la Municipalidad de Santiago, convirtiéndolo en residencia oficial de los ediles de esta comuna y hospedaje de visitantes ilustres, como Golda Meir, Indira Gandhi y Charles de Gaulle.

En 1977, el alcalde Patricio Mekis lo abrió como museo, y en 1981 fue declarado Monumento Histórico.

El alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, adelanta que cuando los trabajos terminen el palacio se reinaugurará con una muestra de arte para los vecinos de la comuna. “Luego, retomaremos las visitas guiadas, donde se recrea el estilo de vida de una parte de los chilenos que construyeron la historia del país”, remata.

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domingo, 13 de mayo de 2012

El Wall Street porteño

 Fecha: 12 de mayo de 2012





Heredero de un pasado histórico que le confiere una identidad única, el barrio financiero de Valparaíso mantiene vigente la imagen que evoca su época de oro. Fue a fines del siglo XIX cuando la ciudad fue objeto de una verdadera revolución constructiva que ni el terremoto de 1906 pudo detener, configurando un trazado urbano con marcados acentos europeos.  

Texto, Jimena Silva Cubillos | Fotografías, Viviana Morales R. 
De no haber sido porque durante las primeras décadas de siglo XIX las autoridades de la época decidieron dinamitar el Peñón del Cabo, sin duda la historia de Valparaíso, y sobre todo de su núcleo fundacional, sería otra. La presión expansiva del comercio llevó, en 1832, a echar abajo la imponente conformación rocosa emplazada justo en un céntrico punto donde los cerros casi están pegados al mar, conteniendo el normal y fluido desarrollo de la ciudad a la altura del ascensor que sube al cerro Concepción.


-En aquellos años Valparaíso contaba con dos sectores: Puerto y El Almendral, que estaban divididos por esta gran roca. En verano la gente pasaba de un lado a otro por la playa, pero en invierno eso era imposible y había que trepar o sortear el murallón por alguna de las quebradas cercanas. Al dinamitar el Peñón del Cabo se conectó y alargó la ciudad hacia el norte, configurando la planta urbana unitaria que observamos hasta hoy-, explica Ana María Ojeda, investigadora del Archivo Histórico Patrimonial de Valparaíso.

Entonces fue factible la expansión del comercio en las proximidades de la calle La Planchada -actual Serrano, que fue la primera pavimentada y que tuvo electricidad del país-, y a partir de lo que hoy conocemos como la plaza Sotomayor y hasta las cercanías del diario El Mercurio comienza a forjarse un sector con fuerte vocación bancaria y financiera, que se desarrolla en dos vías paralelas a pie de cerro: Prat y Cochrane. Allí además se instalaron las empresas marítimas, agencias y oficinas aduaneras, todas ligadas a la administración y funcionamiento del puerto, motor del desarrollo económico y social que hizo a Valparaíso vivir su época de oro a fines del XIX y principios del XX, antes de la apertura del canal de Panamá.



El ascensor Concepción fue el primero del puerto (1883), y surgió por iniciativa de los inmigrantes europeos que se radicaban en los cerros Alegre y Concepción.


Por la presión del comercio y la falta de espacio, en 1832 se dinamita el Peñón del Cabo y se conecta El Almendral a la ciudad. En la foto, el edificio Turri.


El interior del Banco Santander aún conserva decorados de bronces y mármoles importados de Inglaterra.


La antesala del Banco de Chile -ex de Valparaíso, que luego se fusionó con los bancos Agrícola y Nacional- llama la atención por la decoración en sus muros y tallados de las maderas.


En el hall del edificio crucero Turri destaca el uso de elementos en fierro y bronce.


La ornamentación de los cielos y sus tres cúpulas remarcan el valor estético del Banco Santander.


El histórico edificio del Banco de Chile, obra neoclásica francesa del arquitecto Juan Eduardo Fehrman, mantiene muebles victorianos.


Antes que el edificio de Prat 882 acogiera al Banco Santander; fue ocupado por los bancos Anglo Sudamericano, de Londres, Santiago y O´Higgins.


Hecho en 1912, en Esmeralda 919, el Registro Civil antes albergó al Banco Alemán Trasatlántico. Su fachada presenta un cuidadoso trabajo formal, de líneas neoclásicas y neorrenacentistas.


El ascensor Concepción fue el primero del puerto (1883), y surgió por iniciativa de los inmigrantes europeos que se radicaban en los cerros Alegre y Concepción.


Caracterizado por una volumetría descollante, El Mercurio fue construido entre 1900 y 1903. Junto al edificio que lo enfrenta, el ex Banco Hipotecario del Desarrollo, son la antesala de acceso al cerro Concepción.


 La arquitectura tardo-historicista de la Bolsa de Comercio sobresale por el tratamiento de esquina curva y remate en cúpula. Tiene 4.130 m2 distribuidos en cinco pisos con subterráneo.


 Frente al Turri hay una plazoleta conocida como antigua Cruz de Reyes, y a un costado se ubica el ascensor Concepción.


 Frente a la plaza Sotomayor, límite del barrio financiero, se ubica el Hotel Reina Victoria, obra construida en 1902 por el arquitecto Esteban Harrington. Hace poco fue restaurada.  
 
Postales de Valparaíso

En escasas tres cuadras, la calle Prat (antigua de La Aduana) aún concentra grandes construcciones de seis o siete pisos que albergan a los bancos del Estado, de Chile y Santander (ex de Londres y O´Higgins). También a la Bolsa de Comercio (edificio que hoy permanece subutilizado en la esquina de Urriola), a una sede de la Tesorería General de la República y a una agencia de aduanas que funciona en el ex Banco Central, entre otras importantes instituciones. Más cerca de la plaza Aníbal Pinto están el Registro Civil, la tradicional Óptica Hammersley, la edificación del ex Banco Hipotecario de Desarrollo que hoy se alista para abrir sus puertas convertida en un hotel boutique y frente a ésta última, la mencionada casa matriz porteña de El Mercurio, inmueble que fue construido a partir de 1900 para albergar a su redacción e imprenta.

"Todos ellas son obras monumentales que generan fachadas continuas con rasgos muy europeos, y con una espacialidad interior relevante. Estos edificios son exponentes de una arquitectura monumental historicista o ecléctica que tuvo gran desarrollo en Valparaíso a comienzos del siglo XX debido al impulso constructivo generado tanto por el terremoto de 1906 como por el auge desatado por las celebraciones del centenario de la Independencia de nuestro país", señala Paulina Kaplán, arquitecta encargada de la Dirección de Gestión Patrimonial de la Municipalidad de Valparaíso.

En palabras de Ana María Ojeda: "estamos hablando de construcciones muy sólidas, hechas principalmente en albañilería maciza de ladrillo, a veces con estuco sobre adobe, y tabiquería de maderas nobles. Son muy resistentes porque recogen la difícil experiencia sísmica que había destruido, por ejemplo, barrios bastante consolidados como El Almendral, donde la gente adinerada había levantado grandes mansiones".

El inmueble más simbólico del sector financiero -conocido como el Wall Street porteño- está ubicado en la confluencia de las calles Prat y Cochrane, justo donde éstas se transforman en el eje Esmeralda (antiguo del Cabo): el edificio Turri. Levantado en 1929, con un estilo neoclásico francés, en un principio se llamó Edwards, pero al final pidió prestado su nombre a una de las primeras casas de cambio que cobijó en su interior. Este estilizado volumen, que resuelve el cruce de calles a través de la tipología crucero, algo muy propio del puerto debido a la escasez de espacio, remata en una torre que posee un reloj suizo con cuatro esferas visibles desde distintos puntos de la ciudad, cuyas campanadas anuncian a los porteños cada cuarto de hora. Se cree que el Turri fue diseñado tomando como referencia el Big Ben de Londres y lo más probable es que haya sido construido sobre un volumen de menor escala que existía en el mismo lugar, denominado "Ataúd" o "The Helbsy's Corner". A lo largo del tiempo este histórico edificio ha acogido a oficinas de distinta índole, agencias de viajes y venta de artículos fotográficos y de lotería.

Según destaca María José Larrondo, arquitecta y coordinadora del Consejo de Monumentos Nacionales en Valparaíso, "el gran valor del barrio es que mantiene los usos originales, caracterizado por una fuerte actividad bancaria que ha sabido adaptarse a los tiempos modernos sin quedarse estancada en el pasado. Además, en líneas generales el conjunto está en muy buen estado porque cada edificio fue cimentado con conocimiento certero de los materiales y de las técnicas constructivas, razón que sumada a una adecuada conservación, hace que la mayoría de estos inmuebles se mantengan impecables".


Texto, Jimena Silva Cubillos | Fotografías, Viviana Morales R..

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El olvido en el que permanece la Recoleta Dominica

Fecha: 13 de mayo de 2012

La tradicional iglesia cuenta con recursos mínimos para su funcionamiento, asumido por los frailes dominicos. Pero el templo y su valioso órgano de tubos necesitan con urgencia una completa mantención.  

El órgano de la Recoleta Dominica requiere "una recuperación completa y prudente", señala el experto José Manuel Izquierdo.

Gustavo Villavicencio 
No es fácil mantener la centenaria Iglesia Recoleta Dominica. El párroco recibe mensualmente $90.400 de parte del Arzobispado de Santiago, y la cuenta de luz, todos los meses, sobrepasa los $300.000. No cuentan con otros aportes económicos, por lo que la Orden de los Dominicos en Chile tiene que asumir todos los gastos de mantención, que no son menores.

"El templo produce apenas entradas, aunque existe la impresión de que acá se casa gente importante y, por consiguiente, recibimos mucho dinero", comenta el religioso dominico Félix Fernández.
La fachada del templo fue iluminada hace un par de años por la Municipalidad de Recoleta. Con el terremoto del 27-F, el templo sufrió algunos daños, principalmente grietas y caídas de estucos. "Vino una comisión de expertos del Arzobispado de Santiago y nos dijeron que estaban revisando los templos para ver la posibilidad de conseguir ayudas para repararlos, pero no los vimos nunca más", sentencia el padre Fernández.

Además, en la iglesia ha bajado considerablemente la demanda para celebrar matrimonios. "En primer lugar, porque se ponen condiciones de sencillez y austeridad en todo lo que es el arreglo del templo. No se aceptan más de dos matrimonios para evitar atochamientos en la calle, y a la gente no le gusta que el templo no tenga un estacionamiento", cuenta Fernández.

Según el sacerdote, el templo necesita la visita urgente de un arquitecto y expertos en patrimonio "no para mirar y detectar problemas, sino para realizar una mantención general, que nunca se ha hecho, sobre todo en su interior".


El templo es una copia de la Basílica de San PabloExtramuros de Roma. Empezó a construirse en 1853 y fue inaugurada en 1882. En 1974, fue declarada Monumento Nacional.

Entre los daños del terremoto del 27-F, hubo caída de estucos.

Su valioso órgano
El órgano de la Recoleta Dominica fue construido a comienzos de la década de 1890 por fray Marcos Sthier y se encontraba en uso hacia 1895. "Es una pieza única en el universo de los órganos que se encuentran en nuestro país; la mayoría de sus materiales son chilenos y fue construido por los mismos frailes de la Recoleta, con algo de apoyo externo", cuenta el musicólogo y restaurador José Manuel Izquierdo.

Era un órgano algo más pequeño, pero ya tenía su curiosa fachada, que busca cubrir toda la zona del coro, como cerrando el sonido del instrumento en una cámara de madera, algo que rara vez ocurre. Según Izquierdo "al entrar en él, nos encontramos con una serie de elementos sorpresivos y amplios espacios para trabajar, debido a esta disposición tan inesperada. Tiene dos grandes torreones y tubos repartidos en dos pisos, con 69 tubos de fachada, dando una imagen espectacular al observarse desde el templo. La fachada también tiene una hermosa decoración superior con una cruz". Y cuenta que fue Orestes Carlini, organero de origen italiano radicado en Chile y autor de buena parte de los instrumentos locales o sus cambios posteriores -entre 1900 y 1940 aproximadamente-, quien amplió la cantidad de registros a su tamaño actual.

Es un órgano con un sonido claramente romántico. Tiene dos teclados y pedalera, con una gran posibilidad en combinar los muchos sonidos del instrumento. "Es un hecho realmente curioso que tenga dos registros principales en el primer teclado, algo que refuerza el sonido romántico y que rara vez se encuentra en un órgano", señala Izquierdo. Y explica que "sigue funcionando, pero con varias carencias, especialmente en la transmisión, que ya tiene sus años, pese a diversas reparaciones, y en la afinación. La Vox Humana, conocida como 'las viejas' por su curioso sonido, no funciona y está desconectada".

Un gran desafío, dice Izquierdo, sería dejarlo funcionando, dado su carácter único y tan ligado con el templo mismo. "Los órganos tienen esta hermosa propiedad de seguir sonando del mismo modo por cientos de años. Este órgano tiene un sonido que llena perfectamente el templo y, además, es uno de los más imponentes visualmente en Santiago. Por todas estas razones, una recuperación completa, prudente y centrada en sus valores intrínsecos, se vuelve necesaria hoy. Algunos plantean que debieran cambiársele algunos registros para otorgarle más agudos y un sonido más barroco, pero tal como está es el fiel reflejo de la estética sonora de la Iglesia en Chile hacia 1900, algo directamente relacionado con el templo mismo", concluye Izquierdo.

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jueves, 10 de mayo de 2012

Patrimonio histórico nacional. La Basílica del Salvador

http://masdecoracion.latercera.com/2012/05/05/01/


Patrimonio histórico nacional.
La Basílica del Salvador, primera iglesia con esa categoría en nuestro país, es dueña de una historia difícil de descubrir, marcada por los daños, disminución y olvido; pese a ser un edificio único en Chile, inspirado en las iglesias neogóticas de Europa del s. XIX.

Por: Loreto Davis /Fotos: María Luisa Murillo
La historia del templo de la nueva Compañía dedicada al Salvador comienza en mayo de 1864, como reemplazo de la iglesia San Miguel, de los jesuitas, incendiada en 1863. El arzobispo de la época, Rafael Valentín Valdivieso, es quien inicia y concreta lo que hoy conocemos como la Basílica del Salvador, declarada monumento nacional en noviembre de 1977.

Impactante en todo sentido. Con aires de grandeza se presenta esta iglesia a los ojos de quien pase por las calles Huérfanos, Agustinas o Almirante Barroso. Un edificio antiguo, único; hecho de ladrillos -albañilería simple- y de estilo neogótico. Aun así, lo que más llama la atención es su estado, su estructura dañada que advierte a los vecinos de un posible derrumbe.“Es incomprensible una actitud tan indiferente por parte de todos nosotros, vecinos y autoridades, habitantes de una misma ciudad, que hemos perdido el asombro ante el espectáculo cotidiano de ver desaparecer día a día un edificio indiscutiblemente valioso e irrepetible. Absolutamente todos somos responsables por este hecho vergonzoso que no hemos podido resolver”, dice Jorge Atria, arquitecto especialista en patrimonio.


Sin embargo, para los expertos el monumento no está perdido. Fernando Pérez, arquitecto del Centro de Patrimonio de la Universidad Católica, señala que la iglesia puede ser perfectamente reconstruida: “Para arreglarla, lo primero es consolidarla estructuralmente, porque es una iglesia que en su estado original no estaba preparada para resistir los sismos que hay en Chile. Y luego hay que hacer un trabajo de reconstrucción de toda la parte arquitectónica, de todo lo que se ha destruido, y también de los elementos decorativos -que no son pocos- porque es una iglesia pintada con muchos detalles”.

Por su parte, Atria agrega: “Para restaurarla es necesario entender a cabalidad su verdadera importancia en el contexto de la arquitectura histórica de Santiago, y concebir un modelo de gestión adecuado y pertinente que haga posible el financiamiento de una intervención estructural y arquitectónica técnicamente compleja y delicada”.

Decoración y vitrales
La decoración de esta iglesia es una obra de arte, llena de detalles en oro y plata que se trajeron desde Europa, y que fueron complementados con vitrales que según el registro de monumentos nacionales del MOP son de Bélgica, sin embargo, otras fuentes dicen que llegaron directamente desede el taller Mayer de Munich.


Del estado de estos vitrales -algunos rotos, otros en perfectas condiciones-, Jorge Atria agrega: “Constituyen uno de los componentes más importantes y visibles de este edificio, por su dimensión, su calidad expresiva y su resolución técnica. Habría que destacar también la importancia de la condición representativa de las imágenes y la incidencia que tiene este maravilloso recurso arquitectónico en la configuración de la atmósfera que adquiere el espacio interior del templo, gracias a la luz templada e intencionada que se logra mediante la penumbra y el color de los vitrales”.


Decoración Los interiores y  murales fueron pintados por el artista Aristodemo Latanzzi, los candelabros y elementos de bronce (candelabros góticos del altar mayor) fueron diseñados por el escultor Virgilio Arias y los bocetos de altares y retablos los realizó el pintor Onofre Jarpa. Desde España trajeron figuras para los altares del templo, talladas principalmente en madera.

Hoy, la Basílica del Salvador está en manos del Arzobispado, que busca financiamiento a través del Ministerio de Obras Públicas, y además dejaron a cargo del Centro de Patrimonio de la Universidad Católica los estudios respecto a la restauración. Para esto no hay plazos ni cifras de inversión específicas, ya que según nos dice Pérez  “es muy difícil hacer un estudio dada la situación del templo”. Finalmente agrega: “Quizás habría que combinar la posibilidad de hacer una consolidación transitoria y una definitiva. Es un asunto que requiere muchos desafíos y no es fácil”.


1864 El arzobispo de la época, Rafael Valentín Valdivieso, da inicio y concreta lo que hoy conocemos como la Basílica del Salvador.
1866 Se encarga este proyecto al arquitecto alemán Teodoro Burchard -uno de los primeros arquitectos que trajo a Chile el estilo neogótico- y como administrador queda al mando el presbítero español Zuazagoitía.
En 1870 El arzobispo pone la primera piedra, pero recién en 1873 comienza la construcción.
1892 Se termina e inaugura la obra gruesa, pero hasta 1920 continúan los trabajos de la construcción.
1906 Después del terremoto de este año la basílica sufre sus primeros daños y se ponen refuerzos con amarras de perfiles metálicos anclados a los muros.
Entre 1935 y 1945, a cargo del arquitecto Josué Smith, se estuca el frontis de la iglesia y se instalan sobre la zona de los campanarios las losas de hormigón armado que servirán de cimiento para las torres, que nunca llegarían a concretarse por falta de recursos.


La hermandad del Carmen donó en 1890 el órgano de tubos importado desde Alemania, instalado en la parte trasera de la iglesia.Actualmente se encuentra desmantelado.Aristodemo Lattanzi estuvo a cargo de los trabajos de pintura ornamental, pintando filigranas y grecas en cielos y columnas.


1938 El Papa Pío XI eleva la iglesia a la categoría de basílica.
1927 y 1985 Frente al gran sismo y terremoto de los años respectivos, el templo sufre graves daños estructurales y ornamentales, siendo restaurado con la construcción de dos grandes columnas de hormigón armado en su nave central.
2010 Con un proyecto de reconstrucción -estudio hecho por un equipo al mando de los arquitectos Eugenio y Nicolás Joannon- aprobado el año anterior, la ya inhabilitada basílica empeora su estado, lo que implica que no se puede llevar a cabo este trabajo dado el nuevo estado de la iglesia.
2012 En febrero de este año el MOP tuvo una iniciativa que pretendía llegar a una consolidación transitoria, que permitiera operar sin peligro, frente a eventuales futuros sismos, para estudiar el caso, y nadie se presentó.

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